Yago Lillo Martínez, especialista en fisioterapia y rehabilitación en Ruber Internacional Centro Médico Habana, destaca que “lo primero que hay que tener en cuenta es cuál va a ser nuestro objetivo, es decir, qué queremos conseguir del gimnasio: mantenimiento, hipertrofia, fuerza, capacidad aeróbica, etc. Además, esto nos permitirá tener una motivación para ser más constantes en la frecuencia del entrenamiento”.
Entonces, además de preparar la ropa, el agua, la toalla deberías realizar también un plan de entrenamiento para comenzar organizado.
Equipamiento clave: Lleva ropa cómoda y transpirable, zapatillas adecuadas y una botella de agua para mantenerte hidratado. Además, una toalla pequeña y auriculares pueden ser útiles para mantener la comodidad y motivación.
Comienza suave y planificado: Iniciar con ejercicios básicos es crucial. Ejercicios de cuerpo completo como sentadillas, flexiones, y peso muerto son excelentes para familiarizarte con los movimientos. Comienza con series de 10-12 repeticiones para evitar la fatiga extrema.
Establece un ritmo: No te exijas demasiado en el primer día. Mantén tu entrenamiento en un rango de 30-45 minutos. La consistencia es clave, no la intensidad en exceso.
Conocer la variedad de actividades ofertadas: conocer todo lo que ofrece el gimnasio y las instalaciones.
Enfoque en la forma: Aprender la técnica adecuada es más importante que levantar pesos pesados. Pide orientación a entrenadores o utiliza aplicaciones que te guíen en los movimientos para evitar lesiones.
Descanso: Tomar descansos de 30-60 segundos entre series permite que tu cuerpo se recupere. No te apresures y escucha a tu cuerpo.
Si sientes dolor agudo o mareos, detén el ejercicio inmediatamente. Con el tiempo, tu resistencia y fuerza aumentarán, pero es crucial cuidar tu cuerpo desde el principio.
