El ejercicio comienza con una meditación guiada para enfocarse en la respiración y conectar con el presente.
Luego, se invita a las parejas a explorar el cuerpo del otro a través del tacto ligero, sin expectativas ni objetivos específicos.
El objetivo es descubrir las zonas erógenas de manera gradual, prestando atención a las señales no verbales que emite la pareja, como sonidos, movimientos o expresiones faciales.
La comunicación verbal se elimina durante el ejercicio, fomentando la conexión intuitiva y la atención plena.
Conexión sexual | Descubre las zonas erógenas de tu pareja a través de señales no verbales. Fuente: Pexels
Las parejas aprenden a interpretar las señales del cuerpo del otro para saber qué les resulta placentero y qué no.
Esto genera un espacio de confianza y vulnerabilidad que fortalece la intimidad.
Exploración gradual
El sexo tántrico no busca la penetración ni el orgasmo como objetivos finales.
Se trata de un proceso lento y gradual que permite a las parejas disfrutar de cada momento y experimentar una conexión profunda.
La respiración consciente y el contacto físico suave son claves para prolongar la excitación y aumentar la sensibilidad.
Esto puedes hacer ante la falta de libido y pasión con tu pareja: el sexo tántrico. Al explorar conscientemente las zonas erógenas y comunicarse a través de señales no verbales, esta práctica no solo intensifica la conexión física sino también la emocional.