El tabaco es el enemigo de las defensas, descubre cómo las afecta después de fumar
El efecto del cigarrillo se prolonga por años, aun después de haber abandonado este hábito.
Las defensas del organismo están en nuestro sistema inmune que suele defendernos de cuanto virus, bacteria y enfermedad nos intente agarrar, pero inmunidad depende de muchos factores, algunos modificables y otros no, como pueden ser los genéticos con los que no podemos hacer nada y los modificables que tienen que ver con nuestros hábitos.
Dentro de estos hábitos uno de los más perjudiciales es fumar ya que los efectos que tiene en nuestras defensas son diversos y se prolongan en el tiempo, aun mucho después de haber dejado el hábito de consumo de tabaco, de acuerdo a un estudio publicado en la revista Nature.
Los efectos del tabaco en las defensas
- De los factores estudiados, el tabaco es el que mayor impacto tiene sobre el sistema inmunológico.
- Si bien los efectos sobre los aspectos inflamatorios que produce el tabaco desaparecen al dejar el hábito, los efectos sobre el sistema inmune persisten por años.
- Con estos resultados los investigadores proporcionaron una razón más para dejar atrás el hábito del cigarrillo.
- Ya que como ellos mismos explicaron que dejar el tabaco evita el daño directo que ejerce en órganos como los pulmones o las arterias del corazón.
- También puede contribuir a mejorar las defensas.
- Aunque teniendo en cuenta el factor de prevalencia los efectos del tabaquismo, aconsejan evitar siquiera iniciarse en el acto de fumar.
- En este sentido la experta África González-Fernández, explicó que lso resultados “indicarían que habría en el sistema inmunitario una memoria de haber fumado de forma persistente”.
- Luego agregó: “lo que tiene una importante implicación, ya que las personas fumadoras pueden desarrollar otras enfermedades como cáncer, autoinmunidad o alergias, o responder de forma anómala frente a las infecciones”.
Este trabajo de investigación explicaría las posibles “alteraciones en la respuesta inmunitaria que vemos frecuentemente en la clínica de los fumadores (y habitualmente con sobrepeso) que llegan al entorno de los 60 años con sospecha de inmunodeficiencia secundaria al tabaquismo en el contexto de una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y donde se ve con relativa frecuencia una hipogammaglobulinemia [baja concentración de anticuerpos]” afirmó el inmunólogo Marcos López Hoyos.