Este fenómeno, conocido como trastorno afectivo estacional (TAE), ha intrigado a científicos y profesionales de la salud mental durante años. Vamos a explorar con más detalle algunas razones detrás de por qué el invierno puede generar tristeza y cómo podemos enfrentar este desafío.
La falta de ejercicio y la reducción de la exposición a la naturaleza pueden tener un impacto directo en la salud mental, ya que se ha demostrado que estas actividades son potenciadores del estado de ánimo.
Varios estudios sugieren que existe un déficit en la actividad de serotonina (un neurotransmisor) en el cerebro en aquellas personas que padecen este trastorno.
Este tipo de depresión a la poca producción de melatonina, hormona esencial para los ciclos de vigilia y sueño. Esta alteración es la responsable de los trastornos del sueño.
“Los déficits de vitamina D pueden acentuar los problemas porque se conoce que está relacionada con la serotonina. Se puede dar por desajustes en la alimentación o en la baja exposición a los rayos solares.
Se ha podido observar una mayor incidencia de este problema en países nórdicos como Finlandia, Dinamarca, Suecia o Noruega debido a las pocas horas de luz que hay en estas poblaciones y el invierno es más largo.
Para evitar sentirte en depresión, fomenta las conexiones sociales, ya sea virtualmente o en pequeños grupos. Considera la posibilidad de suplementos de vitamina D, bajo orientación médica.
