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Y hablando de bolillos: ¿cuál es el origen de este alimento y cuándo llegó a México?

El bolillo es uno de los alimentos fundamentales en la dieta de los mexicanos, incluso se recomienda ingerirlo para ‘los sustos’.
El bolillo es básico en la alimentación de los mexicanos y su creación formó parte de una adaptación de técnicas culinarias provenientes de diversas culturas.
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Si te asustaste con el sismo de magnitud 6.9 que se registró durante la madrugada de este jueves en la Ciudad de México, es probable que te aconsejaran comer un bolillo.

Anteriormente te informamos que algunos médicos recomiendan realizar esta práctica porque ayuda a estabilizar la glucosa, pues con las impresiones fuertes ‘la azúcar’ en la sangre puede elevarse.

Por otra parte, la ingesta contribuye a limitar la producción de jugos gástricos tras los sobresaltos, (aunque en general el consumo de alimentos saludables contribuye en estos casos y sirve mucho no “tener la panza vacía”).

Lo cierto es que este tipo de pan ha sido, y por mucho, el alimento estrella cuando se suscitan fenómenos naturales como los movimientos telúricos (tal vez por algo dicen que “las penas con pan son menos”).

Aunque este producto ahora forma parte de la dieta básica de las mexicanas y los mexicanos, antes de la conquista de los españoles no figuraba en el menú de nuestros antepasados.

Y es que el trigo no se cosechaba en nuestra región. Se dice que el responsable de que comenzarán a haber sembradíos de este insumo fue nada más y nada menos que Juan Garrido, quién era un esclavo de Hernán Cortés y sembró tres semillas al encontrarlas en una bolsa de arroz.

Foto: Pixabay (imagen ilustrativa)

En resumidas cuentas: el pan elaborado a base de trigo y levadura no fue originalmente creado en nuestro país, pero la variación que vio nacer al bolillo fue resultado de choques culturales efectuados en esta parte del mundo. Incluso hay una parte de la historia vinculada al emperador Maximiliano de Habsburgo.

Esta es la historia del bolillo en México

Se estima que este alimento comenzó a popularizarse en nuestro país en el siglo XVI, aunque “en la era precolombina ya se consumían ciertos tipos de pan elaborados con diversos cereales en metates”.

Uno de los ‘abuelitos’ del bolillo fue un insumo llamado ‘pambaxo’, que era duro pero barato. Debido a su accesibilidad, se hizo recurrente en la dieta de las clases bajas.

Luego esa receta tuvo una variación con la llegada de Maximiliano de Habsburgo a México, pues él venía acompañado de un panadero llamado Camille Pirott.

Fue en Guadalajara, Jalisco, donde el hombre comenzó a enseñar su técnica para la elaboración de baguette francesa. Un día que no tenía suficiente levadura “dejó la masa echarse a perder” y de ahí surgió el birote (llamado así en honor a su creación).

Con el paso del tiempo esa técnica volvió a modificarse y tomó forma a manos de mexicanos que le dieron su propio toque: hacer la cubierta crujiente y el interior suave. Así surgió el bolillo tal y como lo conocemos.

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