El mercado laboral suele ser muy tirano y con el avance de la edad las oportunidades se van acotando, de manera que una persona mayor de 50 años encuentra pocos espacios para desarrollar su profesión y la búsqueda de empleo a esta edad se vuelve dificultosa.
Para lograr ampliar las posibilidades se debe trabajar en la errónea percepción que se tiene sobre la capacidad y productividad a medida que las personas envejecen, por lo que lo primordial es sortear este estereotipo que solo es limitante y hasta puede ser perjudicial.
Claves para evitar la discriminación laboral por edad
Lo primero que tenemos que entender que la limitación laboral por la edad se llama edadismo.
Es decir, la discriminación que sufre una persona a nivel empleabilidad por tener más años que la media.
Para lograr esto hay que erradicar de nuestras vidas la percepción equivocada de que la capacidad y el profesionalismo viene con la juventud.
De hecho, varios estudios demuestran que los jóvenes de la actualidad tienen poco compromiso con las empresas mientras que una persona mayor de 50 años se pone “la camiseta” de la institución.
Carlos Nevárez, director de proyección profesional en Tecmilenio, asegura que la base está en la actualización profesional, permitiendo a las personas mayores adquirir nuevas habilidades que los mantenga actualizados y competitivos en el mercado laboral.
De esta manera se puede ayudar a superar el estereotipo de que ya están obsoletos, demostrando la capacidad de aprender y actualizarse.
Se ha demostrado que las personas que se mantienen actualizadas tienen mayor posibilidad de mantener e incluso crecer en su trabajo sin importar la edad que porten.
La empleabilidad está fuertemente vinculada a la capacidad de adaptación hacia la transformación digital
La educación no solo actualiza habilidades tradicionales, también introduce competencias que son demandadas por el mercado actual.
De acuerdo a los datos del INEGI las personas mayores de 50 años, aun siendo profesionales, tienen menos oportunidades de conseguir un empleo, ya que entre los 25 y 44 años, el 51.1% de las personas ocupadas tiene un trabajo formal; entre los 45 y los 65 años, la proporción disminuye a un 45.5 % y después de los 65 años, cae a un 24.8 %, demostrando que aún hay mucho por hacer para revertir estos números en México.
