Pocos son los fenómenos musicales que puede resistir al paso del tiempo. Uno de ellos es el de RBD y tras el aviso de su regreso a los escenarios, todos ellos que ahora cantan en las fiestas sus más grandes éxitos buscan una entrada. En esta ocasión te vamos a contar cómo una fan logró comprar sus boletos gracias a un milagro como el de La Rosa de Guadalupe.
Desde 2008 que la banda entonces conformada por Anahí, Dulce María, Maite Perroni, Christopher Uckermann y Christian Chávez no da un concierto. Pero de pronto llegó el Soy Rebelde World Tour para darle un motivo más para vivir todo este 2023 a sus seguidores.
Hace unos días se dieron a conocer las fechas para el país y varios alzaron las cejas al darse cuenta que en Estados Unidos se llevarán a cabo la mayoría de las presentaciones. De hecho Sudamérica solo tiene dos conciertos y en Brasil, mientras que para nuestro territorio serán el 24 de noviembre en Monterrey, dos días después en Guadalajara y 30 y 1 de diciembre en el Foro Sol de la Ciudad de México.
En Monterrey, una fan decidió hacer todo lo posible por conseguir una entrada para ver a RBD: se formó desde la noche, pasó la madrugada a las afueras de la taquilla y parecía que todo iba perfecto porque parecía que el sacrificio había valido la pena.
Su nombre es Karla, incluso faltó al trabajo para poder estar en el lugar antes que nadie y para no sufrir con los boletos a través de internet. Cuando ya había elegido sus asientos y debía pagar, llegó la sorpresa: su tarjeta la traicionó y no pasó para efectuar el pago. Claro que en ese momento comenzaron a rodar algunas lágrimas por sus mejillas.
Ella no sabía que no todo estaba perdido porque de pronto se apareció un héroe sin capa. Se trataba de un señor de la tercera edad que se conmovió ante la escena. Su nombre es Mauro y estaba con su nieta en la fila cuando vio a Karla llorar por lo sucedido, así que le prestó su tarjeta para que la joven cumpliera su sueño.
Como si una rosa blanca se hubiera aparecido, esta fan de RBD logró comprar sus boletos gracias a un milagro. Ojalá lo mismo le hubiera pasado a los miles que se quedaron sin entradas para ver a Bad Bunny.
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