Chavo del 8: ¿Qué pasó con su mamá y cómo llegó a la vecindad?
Si alguna vez te preguntaste dónde estaban los parientes de uno de los personajes más queridos de la televisión, aquí te lo contamos.A El Chavo del 8 siempre lo vimos a lado de Quico, Don Ramón, el señor Barriga, pero nunca a lados de su mamá o de su papá. Alguna vez Roberto Gómez Bolaños habló sobre cuál es el origen de su nombre y también del que probablemente sea el personaje más famoso que hizo y si quieres saber cómo ves que llegó a la vecindad, aquí te lo contamos.
Las primeras emisiones de este programa iniciaron un 26 de febrero de 1973 y fue tal si éxito que se estima que dos años más tarde era visto por 350 millones de personas cada semana, pues se transmitía en varias naciones de Hispanoamérica.
Luego de casi 300 episodios divididos en 7 diferentes temporadas, su final llegó en 1980 y a pesar de haber tenido tantas oportunidades para explicar el origen de El Chavo, Gómez Bolaños nunca quiso dar un explícito origen al personaje.
¿Qué pasó con la mamá de El Chavo del 8 y como llegó a la vecindad?
Bolaños escribió El diario del Chavo del 8 que fue publicado en 1995 para resolver todas las posibles dudas que hayan quedado en los televidentes acerca de su más grande y entrañable creación.
Por ejemplo acerca de quién era la mamá de El Chavo no dio un nombre en específico, pero específico que esta mujer dejó de pasar por él a una guardería donde lo dejaba para después irse a trabajar. Más tarde, el niño paso a ser parte de un orfanato que se encontraba bajo el cuidado de Martina.
Esta mujer no era buena con los niños, de hecho, les pegaba y tras una serie de maltratos, que incluyó la vez que le lastimó la nariz hasta sangrarlo, decidió huir. Tras caminar por varios kilómetros, fue recogido por una bondadosa señora de la tercera edad que vivía en la famosa vecindad, en el departamento número 8.
Aunque vivió con ella unos años, la mujer falleció y no tuvo otra persona con la cual quedarse y tuvo que ser desalojado de su techo. Aunque muchos creímos que su casa era aquel barril de madera, la verdad es que las noches las pasaba en casa de sus entrañables amigos.
En una especie de ambigüedad, la historia de El Chavo del 8 puede resultar traite y esperanzadora al mismo tiempo porque aunque su mamá no quiso estar con él, llegó a una vecindad donde encontró a su verdadera familia.