Si bien el equilibrio físico y el mental se trabajan por separado, el ser humano es una unidad en donde todo se ensambla y acopla para un bienestar completo de la persona.
Desde lo que sentimos, hasta lo que evitamos, se funden en el estado en que nos vamos a encontrar a nosotros mismos. A modo de ejemplo la sensación de dolor físico puede cambiar nuestro humor, de la misma manera que un dolor emocional lo puede hacer.
Si hablamos del aspecto físico es fundamental tener en control nuestro centro de gravedad, es el que nos hará mantenernos estables y alineados. En este sentido existen dos tipos de equilibrio físico, el primero es el que se refiere a la estabilidad y es fundamental para que permanezcamos erguidos y el segundo es el dinámico que nos permite mantenernos estable en una superficie en movimiento.
Luis Parrilla, médico deportólogo y presidente de la Asociación de médicos del deporte, explica que “el aparato locomotor, compuesto por el esqueleto y la musculatura, el sistema nervioso, en especial el cerebro y, los sentidos: el oído y la visión son los principales estímulos que entran en juego y que le permiten a las personas mantenerse firmes. Una falla en alguno de ellos, generará desestabilidad”.
Por su parte Maia Rastalsky, preparadora física, afirma que el equilibrio es algo que se trabaja, sin límites de edad, la manera de entrenarlo es a través de ejercicios de fuerza, ya sea con pesas o con el peso del cuerpo, en superficies móviles o estáticas. Dando a entender que una persona que se ejercita y cuida de si misma, va a tener una buena salud muscular y ósea, tendrá un mejor equilibrio.
Continuando con esta línea, Rastalsky resalta la importancia de ejercitar el organismo, no se requiere ser un deportista de élite, afirma el profesional, “más bien se lo recomienda practicar a todas las personas, de todas las edades ya que, con los años se pierde masa muscular”. De esta manera se mejora la coordinación, los movimientos y se disminuye el riesgo de lesiones por caídas o golpes innecesarios.
En cuanto al equilibrio emocional los expertos explican que la información a nuestro cerebro ingresa a través de los sentidos, es decir entendemos nuestro entorno según lo que vemos, oímos, tocamos, degustamos u olfateamos y la interpretación que hacemos de ello, es esa realidad que percibimos. El gran desafío, afirma Gogorza, es que eso que vemos nos haga sentir mejor con nosotros mismos.
Los 5 ejercicios para mejorar la confianza en ti mismo
Estos ejercicios están planteados para un terreno llano. Lo ideal es hacer unos minutos cada día y durante su ejecución mantener el cuerpo recto y firme, concentrando la contracción en la zona media y fijar la vista en un punto para evitar caerse, según explica Rastalsky.
Pararse sobre una pierna: con esta postura trabajas el cuerpo completo, fortaleces la zona media, el tren inferior y promoviendo la coordinación. Para hacerlo ubícate de manera recta sobre una superficie plana. Levanta de a poco una pierna con la rodilla flexionada. Mantén la postura por 15 segundos como mínimo. Luego has el mismo ejercicio, pero con la otra pierna. También puedes optar por su variante que es estirar la pierna en forma de patada y acompañar el movimiento con el brazo contrario.
Subirse a un banco: con este ejercicio fortaleces tobillos y rodillas. Sube con una pierna y mantén la otra flexionada a 90 grados. Permanece unos segundos en esa posición. Luego repite con la pierna contraria.
Peso muerto: este ejercicio aporta rigidez a las piernas y la zona media. Párate sobre una pierna. Inclina el torso en forma recta hacia adelante realizando una leve flexión de pierna. Deja caer los brazos. Estira hacia atrás la pierna contraria. Luego alterna los movimientos,
Patinador: con esta práctica desarrollas estabilidad de los músculos de las piernas, talones, zona media y torso. Da pequeños saltos al costado con una pierna que debe mantenerse apenas flexionada. La otra pierna la acompaña y se mantiene en el aire. Mantén una postura recta y los brazos actuarán como impulso.
Un pie adelante del otro: esta posición ayuda a mantener la postura erguida y desarrollar la estabilidad. Camina en línea recta con un pie adelante del otro. Los brazos pueden ir al costado del cuerpo o en la cintura, por ejemplo. La mirada debe estar puesta en el frente.
Entrenar la estabilidad, no solo trae grandes beneficios físicos sino que suma un bienestar emocional. La profesora de pilates, Sandra Guerrico afirma que “Hacer ejercicios de equilibrio te da confianza, seguridad, incluso desarrolla la concentración”.
