Curiosidades
Curiosidades

Jorge Campos y Daniela Castro: Una historia de amor que casi culmina en el altar

El comentarista y la actriz tuvieron su momento en los 90, actualmente cada uno tiene su pareja y el explosivo romance quedó en el olvido.

Foto: @ShowmundialShow
Curiosidades

Jorge Campos cuenta con 57 años y actualmente se desempeña como comentarista deportivo en la cadena televisa TV Azteca. El mexicano tuvo una larga carrera en el futbol, sobre todo con los Pumas y ha sido considerado uno de los mejores porteros de la historia mexicana.

Luego de su retiro como futbolista, donde se destacó por sus 47 goles, sus reflejos y sus inigualables y coloridos uniformes, se incorporó como auxiliar a la selección mexicana en 2006, gracias a la invitación que le hizo en su momento Ricardo La Volpe.

En tanto, Daniela Castro, que ya cuenta con 54 años, y tiene 3 hijos junto a su marido Gustavo Días Ordaz Borja; debutó en televisión en 1986 en la serie juvenil “Cachún, cachún, ra-ra”, hasta que finalizó en 1987. Su larga carrera actoral la llevó a una fama segura protagonizando varias telenovelas mexicanas.

Un romance de novelas

  • Jorge Campos era conocido por su gran habilidad deportiva pero también por sus hábiles ardides en el romance.
  • Mantuvo romances con Silvia Campos, Marcela Pezet y Fabiola Campomanes.
  • Uno de sus romances más destacados fue con Daniela Castro, la reconocida actriz mexicana.
  • En ese momento tanto Daniela como Jorge estaban en el auge de su carrera.
  • Fue durante la década de los 90.
  • Daniela era la estrella del melodrama ‘Cadenas de amargura’.
  • En ese momento, la actriz y el futbolísta pensaron en caminar juntos hacia el altar y sellar su amor en un “si quiero”
  • Jorge Campos intentaba mantener sus amoríos lejos de los medios, pero la popularidad de Daniela hizo que esto fuera imposible.

La pareja fue demasiado mediática, desató polémicas, pese a que hicieron lo posible por mantener su intimidad, fueron momentos de romance, alegrías y proyectos que no se lograron concretar, pero siempre les queda el sabor de lo vivido, un recuerdo de un romance que no culminó como ambos habían pensado.