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VENGANZA: 3 señales que indican que perdiste el control de tu vida

El deseo de venganza es algo inherente al ser humano pero cuando este sentimiento es reiterativo e incontrolable puede ser un problema patológico.
Foto: @ShowmundialShow
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Tras algo que nos parece injusto es muy común que aparezcan los deseos de venganza, un sentimiento de lo más normal e inherente al ser humano. Suele suceder que ante una situación que realmente nos ha hecho daño, pensemos en devolver a jugada y que la otra persona sufra o mismo que nosotros, pero lo normal es que esta sensación pase y de una forma u otra sigamos con nuestra vida.

Desde la visión de la piscología, la aparición del deseo de venganza tiene que ver con temas conductuales, emocionales y cognitivos, es decir luego de sentir, subjetivamente, que algo nos ha dañado, sin hacernos cargo de nuestra parte, nuestra mente se llena de pensamientos que suelen ser irracionales y negativos que nos llevan a una conducta determinada, no necesariamente buena.

El tema cambia cuando este sentimiento de venganza se hace reiterativo, aunque a frecuencia y la intensidad varía de una persona a otra y esto está relacionado a la madurez emocional de las personas y su capacidad de hacer análisis de situaciones antes de actuar.

Los factores que influyen en el deseo de venganza

  • De acuerdo a los estudios psicológicos, hay 5 procesos claves en el impulso de venganza
  • El primero es la percepción de injusticia, donde la persona no ve merecimiento en ella de lo que le acaba de ocurrir, con este impulso se despiertan sentimientos de ira, frustración e impotencia.
  • El segundo impulso es el de afrontamiento, es decir, que se ve a la venganza como una forma de restaurar el equilibrio y recuperar el control después de una experiencia negativa.
  • El tercer impulso es una respuesta a la amenaza a la autoestima y buscar venganza suele ser una manera de restaurar esa autoestima y sentirse nuevamente en control.
  • El tercer impulso es la falta de empatía, es decir la falta de comprensión hacia la persona percibida como responsable de la injusticia contribuye al ansia de venganza.
  • Un cuarto impulso tiene que ver con cogniciones distorsionadas, esto no es otra cosa más que la atribución de intenciones maliciosas a otros, que alimentan el hambre de venganza.
  • Debajo de estos 5 impulsos que alimentan la sed de venganza se esconden sentimientos y emociones que suelen actuar como catalizadores e impulsan esta necesidad de devolver el daño que, subjetivamente, interpretamos como injusto y hecho a propósito, sin merecerlo.

Estas emociones son ira, rabia y enfado, sensaciones muy poderosas que moldean nuestro comportamiento, tornándolo irracional. De manera que la ira moviliza la sed de venganza, como respuesta inmediata a una injusticia. La rabia es una forma más intensa y extrema de ira y el enfado es donde la persona siente que ha sido agraviada o tratada injustamente, apareciendo como una respuesta natural al disgusto acumulado por esa experiencia.

Por tanto de acuerdo a los psicólogos la falta de gestión emocional que se traduce en la baja tolerancia a la frustración, un dramatismo desmedido, conductas impulsivas, actitudes no empáticas y la persistencia en la necesidad de venganza, son alertas de que se ha perdido el control.