Las células cancerosas pueden formar tumores, que son masas de tejido anormal. A medida que las células cancerosas crecen y se dividen sin control, pueden invadir otros tejidos y órganos circundantes.
Además, estas células pueden desprenderse del tumor original y propagarse a otras partes del cuerpo a través del sistema circulatorio o linfático, un proceso conocido como metástasis. Este último, en la mayoría de los casos suele ser la peor etapa.
Existen numerosos tipos de cáncer, ya que pueden originarse en diferentes tejidos y órganos del cuerpo. Algunos de los tipos más comunes incluyen el cáncer de pulmón, cáncer de mama, cáncer de próstata, cáncer colorrectal o de laringe, entre otros.
Fatiga o mayor cansancio a la hora de realizar cualquier actividad.
Bulto o zona de engrosamiento que puede palparse debajo de la piel
Cambios de peso, como aumentos o pérdidas de peso no intencionales.
Cambios en la piel, como pigmentación amarillenta, oscurecimiento o enrojecimiento de la piel, llagas que no se curan o cambios en los lunares existentes.
Cambios en los hábitos de evacuación de la vejiga o los intestinos.
Tos persistente o dificultad para respirar.
Dificultad para tragar.
Indigestión persistente o malestar después de comer.
Dolor muscular o articular persistente, sin causa aparente.
Fiebre o sudoraciones nocturnas persistentes, sin causa aparente.
Sangrado o hematomas sin causa aparente.
Mantenerse alerta a los cambios en la voz y actuar rápidamente si se perciben síntomas anómalos podría marcar la diferencia en la detección temprana del cáncer. La salud vocal, a menudo pasada por alto, debería ser una parte integral de nuestra atención médica general.
