Jorge Luis Borges: la pluma que nunca quiso al futbol
"El fútbol es popular porque la estupidez es popular" decía Borges a pesar de haber nacido en una de las naciones más futboleras del mundo.24 de agosto, 2022 | 05:24 p.m."Al cabo de los años he observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso", escribía Borges con el tino que sólo su pluma tenía, pero, ¿cuál ese paraíso? Sería injusto nombrar uno solo cuando todos tenemos el nuestro. Millones lo encontramos al gritar un gol, al pisar el estadio, pero definitivamente para el escritor, el suyo nunca estuvo en el futbol.
Un 24 de agosto, pero de 1899 nacía en Buenos Aires, Argentina, uno de los escritores más prolíficos del siglo XX. Destacó en la publicación de ensayos breves, cuentos y también poemas. Aunque recibió varios galardones, el Premio Nobel de Literatura siempre se le negó. Algunos dicen que sus posturas políticas fueron el obstáculo que siempre se interpuso.
Leerlo y escucharlo son placeres distintos. En el ocaso de su vida contaba con la experiencia para hablar de todo con autoridad. Quizá más hombres y mujeres llegaron al mismo escalón, pero son pocos aquellos que lo saben transmitir con la misma pasión. No obstante, a diferencia de otros personajes como Eduardo Galeano, nunca encontró mayor placer en el futbol.
Jorge Luis Borges nunca disfrutó un partido de futbol
Debut y despedida. Así fue su romance con este deporte. En todo el mundo, cualquier argentino es sinónimo del futbol, pero él no. Para ilustrarlo, la revista El Gráfico publicó un artículo donde rememora algunos pasajes tensos entre la pluma de Borges y la libreta verde en la que nunca quiso escribir.
Era 1978 y su nación acababa de ser campeona del mundo. César Luis Menotti, entrenador de aquel equipo, iba a entrevistarlo, iba a hacerle preguntas a uno de sus admirados personajes cuando de la boca de Borges salió un: "Usted debe de ser muy famoso porque mi empleada me pidió un autógrafo suyo”.
"El fútbol es popular porque la estupidez es popular. Once jugadores contra otros once corriendo detrás de una pelota no son especialmente hermosos", sentenciaba el escritor.
Borges no era amante ni seguidor de los eventos masivos, por ello nunca encontró pasión en el deporte. Por ejemplo, señalaba que a través de él se exacerbaba el nacionalismo y además, la parecía “esencialmente desagradable” la idea de que haya un ganador y un vencedor, pues se enaltece la supremacía, el poder.
En ese sentido, aclaraba que incluso a la gente no le interesaba el futbol porque, según él, nunca nadie ha dicho “qué linda tarde pasé, qué lindo partido vi aunque haya perdido mi equipo”. Para él, lo único que deseaban los espectadores era ganar, no disfrutar el juego per se.
A pesar de haber declarado que nunca había visto un solo partido en su vida porque además de estar casi ciego, era parte del tedio, la realidad es que en alguna ocasión acudió a un estadio sin haber encontrado nada interesante.
El escritor relató que asistió a un juego entre Uruguay y Argentina a lado de Enrique Amorim, novelista y director uruguayo. Ambos se sentaron en sus butacas y como ninguno tenía la intención de querer entender el juego, se pusieron a hablar, rememoró, de algo relacionado con la literatura. A los 45 minutos del primer tiempo, tomaron sus cosas porque pensaron que las acciones habían acabado y aunque les advirtieron que quedaba la mitad, se marcharon.
El ensayista falleció un 14 de junio de 1986 en Ginebra, Suiza. Irónicamente, dejó este mundo en año Mundialista, uno en el que Argentina ganaría en suelo mexicano. En una de sus últimas apariciones no dejó de atizar al futbol e indicó que no sabía ni quién era Diego Armando Maradona. Así fue Jorge Luis Borges: la pluma que nunca quiso al futbol