Álvaro Ortega fue asesinado el 15 de noviembre de 1989 por órdenes de Pablo Escobar. El árbitro fue mandado matar tras una decisión en el campo de juego que al jefe del Cártel de Medellín no le pareció apropiada y afectaba al equipo de sus amores.
Todo comenzó con la “mala suerte” de haber sido seleccionado por sorteo como el primer árbitro del partido de vuelta, entre Independiente Medellín y América de Cali. Un gol no cobrado fue todo lo que se necesitó para firmar su sentencia de muerte.
La consecución de un hecho que terminó en muerte
Ortega tenía 32 años y dos hijas.
Fue seleccionado aleatoriamente para arbitrar un partido de poca importancia, pero que sería fatal.
El 26 de octubre de 1989, Ortega fue “sentenciado a muerte” por Escobar.
El motivo fue su arbitraje del partido en el estadio ‘Pascual Guerrero’ de Cali, en el que el América se impuso 3-2 a Independiente Medellín.
Ortega anuló un gol de chilena de Carlos Castro, al considerar que había falta peligrosa, y evitar el empate a falta de dos minutos del final.
19 días después se ejecutó la sentencia, tras el partido de vuelta entre Independiente Medellín y el América de Cali en el estadio ‘Atanasio Girardot’.
Al llegar al hotel, Ortega recibió una llamada anticipándole su destino.
El partido terminó 0-0 y tras pasar por el hotel, salieron a cenar.
Camino a la cena fue interceptado por un automóvil.
Estaba claro que Ortega era el blanco.
El sicario apartó al acompañante de Ortega y comenzó la balacera.
El primer disparo le dio en la pierna.
Luego recibió 9 balazos más.
En ese momento Ortega iba acompañado de su amigo Jesús Díaz, otro gran árbitro.
Díaz intentó hacer lo posible para ayudar a su amigo.
Pero no logró recibir la ayuda de nadie y hasta le robaron la cartera de Ortega.
Finalmente logró llevarlo a la clínica Soma, donde le dieron a Ortega los primeros auxilios, pero a los minutos el médico que lo atendía le dijo con pena a Díaz que ya no se podía hacer nada, la vida de su amigo ya había cesado.
