Vivir más lento para cuidar la salud: en qué consiste y cómo poner en práctica el Slow Life

Slow Life es una filosofía de vida que propone una forma diferente de encarar nuestro tiempo y las cosas que hacemos en él. Una mirada nueva a nuestra manera de vivir, es, tal como dice le frase en inglés “Vida Lenta”. Esto implica alejarse de las prisas del día a día pudiendo enfocarnos en el ahora, en el momento que estamos viviendo y con las personas que lo estamos viviendo.

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Este movimiento no significa que debamos estar tirados en una cama viendo pasar las horas, todo lo contrario. Esta nueva forma de mirar la vida, nos pide que nos detengamos a disfrutar lo que estamos viviendo sin estar pendientes del que vendrá, así descartamos la ansiedad y las prisas.

Cómo surge Slow Life

• Nació en 1986 en Italia cuando el periodista Carlo Petrini se encontró con un McDonald’s en la Plaza de España de Roma. Su campaña en contra de la cadena de comida rápida promoviendo el movimiento slow food.
• Todos sabemos que, en Italia, el culto por la buena comida y el disfrute de ese momento es una de las cosas más importantes e ir con la idea de comida rápida era ir demasiado lejos. A modo de ejemplo tenemos la película y el libro “Comer Rezar y amar”, donde dedican minutos preciosos en degustar comida.
• Su discurso se basa en comer bien al tiempo que se respeta el planeta.
• En este momento cuenta con unos 80.000 miembros en todo el mundo.
• A partir de la filosofía slow food nacieron todos los demás movimientos que engloban el slow living.
• Sus inicios fueron en Europa pero en poco tiempo su filosofía se extendió a Australia y Japón.
• Hoy encontramos ciudades slow (Cittaslow) en todos los continentes.
• Promoviendo el equilibrio entre las tradiciones y lo moderno, el movimiento slow life, apuesta por el pequeño comercio, antes que grandes cadenas de supermercados. Cree en los productos naturales y de temporada, en vez de en la agricultura masiva con los mismos alimentos todo el año.
• Obviamente la ropa artesanal antes que las multinacionales, las pequeñas empresas de locales y lugareños siempre tienen prioridad en esta filosofía. Si bien no da la espalda a la tecnología siempre mantiene la tradición del buen hacer.

Los diferentes tipos

1. Slow Food: nos invita a disfrutar de la buena comida, respetando los productos que la naturaleza nos brinda en los tiempos que necesita el campo. Apuesta por comida ecológica, de proximidad y saboreada con consciencia.
2. Slow Cities: Lugares en los que los ciudadanos pasean, charlan y disfrutan del entorno natural con un ritmo de vida desacelerado.
3. Slow fashion: en contrapartida a la fast fashion, es decir, al compra-usa-tira; apuesta por una moda sostenible, con prendas atemporales.
4. Esta filosofía abarca todos los ámbitos de la vida como, por ejemplo: ejercicio slow, educación slow, viajes slow, sexo slow, y todas las áreas existentes como el turismo slow un viaje sin prisas ni corridas.

Este movimiento incita a la meditación, a trabajar por la unión cuerpo y mente, a practicar el tantra o a probar medicinas complementarias como la homeopatía o el reiki. Slow life cree en el derecho de las personas a trabajar para vivir y no en vivir para trabajar. Se aleja del consumismo propio del capitalismo y promueve el consumo responsable.

En cuanto a la educación este movimiento cuestiona el método actual en el cual los niños viven estresados. Si quieres conocer más de cerca toda la filosofía de Carl Honoré, no dudes en leer su libro.