¿Por qué se antoja comer pan de dulce en los días fríos y con lluvia?
Con el cambio de clima el cuerpo siente la necesidad de alimentarse con pan.Durante los días nublados, fríos y con lluvia, uno de los mayores restos es mantener un peso saludable, pues esta científicamente comprobado que el cambio de temperatura de cálido a frío tiene un efecto al incrementar el apetito.
La razón es porque cuando el hombre estaba acostumbrado a cazar su propio alimento, el ambiente natural no contaba con alimento disponible todo el año, y el humano tenía que sobrevivir a periodos de sequía, inviernos crudos, inundaciones y situaciones que hacían escasear el alimento.
El cuerpo aprendió a guardar grasa corporal para sobrevivir a estas temporadas, y es que funciona como protextor térmico que nos mantiene aislados del frío y conserva el calor interno.
Además, la grasa es un almacén de energía, básicamente funciona como una bodega de calorías que guarda por si hay escasez de alimento. Por ello, al sentir el cambio de temperatura el cuerpo activa la alarma que lo lleva a buscar abrigo y reservas para sobrevivir al invierno.
La forma de lograrlo es agudizando la sensibilidad del centro de placer para que los alimentos con más calorías, como el azúcar y la grasa, así como los que se vean y sepan mejor.
El cuerpo obtiene más energía comiendo pan dulce que verduras
En condiciones como está el cuerpo no suele tener antojo de vegetales o frutas, sino de alumentos con una alta cantidad de carbohidratos como el pan dulce y el chocolate.
De acuerdo a la información dada por la doctora Rodríguez Lemus, esto sucede porque son alimentos más calóricos y si se consume pan, el cuerpo obtendrá más energía que si come una verdura.
"Entonces con menos que comamos vamos a obtener más energía... Entras en calor más rápido con alimentos calientes y calóricos... de ahí le estás ayudando directamente con la temperatura al cuerpo, por pura termodinámica", explica la especialista.
Diversas investigaciones concluyen que el trastorno afectivo estacional (TAE), que afecta a entre un 1% y 3% de la población, está ligado a un aumento del apetito y antojo de carbohidratos, que probablemente son consumidos en forma de “alimentos reconfortantes”, alimentos que provocan saciedad, letargo, y a menudo están asociados con el "calor de hogar", como el pan dulce. Esto probablemente se debe a los cambios en la química del cerebro provocados por el cambio en las estaciones y alteraciones en el ritmo circadiano, el reloj biológico del cuerpo.
Las personas también pueden ser menos activas y sociales cuando hace frío, lo que puede aumentar la ansiedad y depresión y ocasionar que se coma en exceso a consecuencia del estrés.