¿Para qué contactaba Francisco I. Madero a los espíritus de los muertos?
Madero se acercó al espiritismo gracias a los libros de Allan Kardec.Francisco I. Madero no solo fue presidente de México, también espiritista; es decir, contactaba a los espíritus, lo cual fue muy criticado por los medios de comunicación cuando lo descubrieron.
De acuerdo con el psicólogo clínico Ernesto Duque Padilla, investigador de la vida privada del político, Madero adquirió la pasión por el espiritismo gracias a las obras de Allan Kardec, considerado el sistematizador de la doctrina en cuestión.
Tras "devorar" los libros de Kardec, se incorporó a un círculo espiritista parisiense, en el cual "descubrieron" que era un médium escribiente, o sea, los espíritus podían manifestarse a través de él por medio de la escritura.
"En su vuelta a México, con su don en ciernes (en sus inicios), un día en que atendía como enfermero a su tío Manuel B. Madero, ensayó otra vez la escritura automática (el medio de comunicación espiritista) y su mano se movió de forma trémula. No se sorprendió, así lo dice en sus memorias. Y la primera frase del más allá rezaba: 'Ama a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo'", relató Duque Padilla, citado en el artículo "Francisco I. Madero, El Espiritista".
¿Qué mensajes recibía Francisco I. Madero de los espíritus?
Según lo expuesto por el experto, Francisco I. Madero recibía consejos de orientación para su proyecto político, basados en una preocupación social.
Uno de los espíritus que se manifestaba a través del político mexicano con mayor frecuencia, era llamado por éste como "José", quien, en 1907, "anunció a Madero la gran cruzada democrática que emprendería en poco tiempo y le exigió un dominio aun mayor de sus pasiones", relató el medio Letras Libres en 1999.
“José” llamó a Francisco i. Madero 'soldado de la libertad y el progreso' y 'luchador infatigable por la causa de la libertad'", expone el medio citado.
Aunque el espiritismo de expresidente de México era causa de burla para muchos, expertos aseguran que marcó el rumbo de todos los actor de su vida pública y privada.
"Su fe en la democracia, la defensa de la libertad y su respeto por la dignidad humana abrevaban innegablemente de las aguas de su espiritismo. Francisco i. Madero hablaba, siempre habló, para los vivos. Sólo en una ocasión habló con los muertos: aquellos que no quisieron escucharlo, renunciaron a su libertad y vieron impasiblemente su caída", apuntó el historiador Alejandro Rosas Robles.
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