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GP de México: la fiesta se volvió velorio sin Checo Pérez

La gente en el Autódromo Hermanos Rodríguez no sabía qué hacer sin su ídolo Sergio Pérez en la pista.

Un año esperaron los 400 mil aficionados que aparecieron en el Autódromo Hermanos Rodríguez para ver a Checo y todo acabó en la arrancada.
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Dos segundos, 500 metros. En un parpadeo la fiesta se convirtió en un funeral. El GP de México estaba en silencio, impactado por lo que había sucedido en la primera curva: en casa, Checo Pérez estaba fuera de su carrera, sin podio, sin puntos, sin haber dado una vuelta.

¿Qué se hace en un GP de México sin Checo Pérez?

Un año esperaron los 400 mil aficionados que aparecieron en el Autódromo Hermanos Rodríguez para ver el RB19 en vivo de su ídolo, de su héroe y todo acabó 71 vueltas antes.

Checo ya había quedado fuera del GP de México cuando estaba en Force India por problemas con su auto, pero jamás por haber peleado el primer lugar con el mejor auto de la parrilla. La gente no sabía qué hacer sin su ídolo en la pista.

Charles Leclerc de Ferrari fue el que chocó con Checo en la primera curva y el público no perdonó. Cientos olvidaron que la F1 estaba en casa. ¿Verstappen? La cerveza, ir al baño, un hot dog: todo era más importante que ver al campeón del mundo en su Red Bull.

Nadie aplaudía, nadie abucheaba. ¿Qué se hace sin Sergio Pérez en la pista? Los que no vinieron a ver el deporte motor se fueron a escuchar música, a bailar. A olvidar que tendremos que esperar otro año para ver al mexicano arriba de su Red Bull en su casa.

Quienes sólo vinieron a ver a Checo Pérez, luego del choque se salieron a hacer cualquier otra cosa.

A mitad de carrera llegó una bandera roja. Tiempo de ir al baño, de ir por una cerveza, de platicar qué había pasado. Unos a favor, otros en contra de la acción de Checo. El piloto decía: “lo volvería a intentar”.

Verstappen ganó la carrera. Nadie lo abucheó porque a nadie le importaba. Todos vinieron a ver a su héroe y no había otro villano que el que lo dejó sin posibilidades de alzar un tercer podio en casa.

La grada le chifló a Leclerc, le mentó su madre cuando él siempre ha sido buena persona con Checo. ¿Culpamos a la gente? No, ellos querían ver al suyo en el podio. En lo más alto.

“Arriesgó” decía un aficionado con su playera de Red Bull y lágrimas en su rostro. La gente quedó triste, pero orgullosa de un Checo Pérez que fue por todo y tristemente esta vez hubo nada.

El GP de México más triste sin Checo Pérez. El mexicano ama a los suyos y los apoya en las buenas y más en las malas. La carrera fue un funeral, una anécdota que miles habrían no querer vivir.