Test de personalidad: dime que ves y te diré qué tan fácil eres de engañar
La mente parece ser confusa pero en realidad es más clara de lo que aparenta.
Un test de personalidad es na prueba de autoconocimiento ya que a partir de la realización de una actividad las personas descubren rasgos ocultos de su persona. Es así que el test visual de hoy se realizará a través una ilustración o imagen que visualizarás. La prueba que te traemos el día de hoy te dejará pensando un par de días ya que sus respuestas te dirán que tan fácil eres de engañar.
Para resolver el test visual deberás observar rápidamente una imagen o ilustración, lo primero que veas en ella determinará cómo es tu inconsciente y te revelará datos de ti que desconocías. Al verla rápidamente notaras una silueta y puede que luego descubras otras. ¿Estás listo? ¿Qué es lo primero que ves?
Si al ver la imagen del test de personalidad lo primero que viste fue a los barcos significa que eres una persona que se puede engañar con cierta facilidad .No obstante, por lo regular sucede cuando no prestas atención a los detalles o cuando estás distraído. Si quieres evitarlo deberías, informarte bien, meditar y observar antes de sacar conclusiones o de pasar a la acción. No tomes decisiones por impulso.
Si al ver la imagen del test visual lo primero que viste fue el cielo, claramente vives en las nubes. Eres soñador y es fácil engañarte, sufres muchas desilusiones y decepciones ya que no acabas de poner los pies sobre la tierra. Por otro lado, si lo primero que viste fue el mar, significa que tu personalidad es como un mar en calma, no es tan fácil engañarte. Cuentas con una mente atenta, capaz de discernir a la gente maliciosa. En tu caso, es más probable que tú seas el engañador y no el engañado.
Finalmente, si al ver la imagen del test de personalidad lo primero que viste fue la arena o tierra, significa que contigo puede pasar tanto una cosa como la otra, te pueden "ver la cara", pero eso va depender de qué tanto tú contribuyas. A veces podemos llegar al punto de preferir la mentira a la verdad, por considerar ésta última demasiado dolorosa. En tu caso puedes (para evitarte o postergar el dolor) preferir "creer" la mentira.