¿Dulce, salado, ácido? Dime qué sabor buscas y te diré qué emoción escondes

¿Alguna vez has tenido un antojo repentino? En ocasiones, cuando buscas un sabor en específico, dicho deseo puede estar relacionado con tus emociones.

El gusto es el sentido que nos permite identificar los sabores de lo que comemos y bebemos, lo cual se hace principalmente a través de la lengua.

De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cuando probamos algo, las sustancias químicas que se liberan de los alimentos se disuelven en la saliva y entran en contacto con las papilas gustativas, las cuales mandan una señal al cerebro, para que identifiquemos su sabor y así reconocer lo que estamos comiendo.

Con el sentido del gusto, con ayuda del olfato, podemos percibir cinco sabores, que se reconocen en distintas partes de la lengua, los cuales son:

• Dulce: en la punta de la lengua.
• Salado: en el borde inferior.
• Ácido: en los bordes medios.
• Amargo: en el fondo.
• Umami,  sabor descubierto en 1908 en alimentos que contienen glutamato monosódico y provoca la salivación; por ejemplo, el queso, jitomate, mariscos y frutas maduras: en la parte central.

¿Qué dicen los saberes de mis emociones?

Dichos sabores pueden estar involucrados con tus emociones; es decir, quizá tu antojo tenga algo que ver con su estado de ánimo, sin que te des cuenta.

• Sabor ácido: Si tienes ganas de algo como limón, gomitas ácidas, naranjas, probablemente estes enojado.
• Salado: Mientras que, si tu antojo es de papas fritas, palomitas o pretzels, quizá estés sintiendo miedo.
• Dulce: En caso de que quieras comer golosinas como paletas, algodón de azúcar o pan, podrías estar preocupado.
• Amargo: Si lo que prefieres comer es brócoli, jengibre o beber café, tal vez estés sumamente alegre.

Por último, si tiene antojo de un alimento picante -que no es un sabor, sino que es una sensación de dolor ante la cual el cuerpo humano reacciona emitiendo dosis de endorfina y serotonina-, lo más probable es que sientas nostalgia.

Ahora ya saber que, cuando tienes antojo de algo con un sabor específico, tus emociones podrían estar enviándote una señal para que les pongas atención.

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