Pero... ¿eso fue cierto? Ahora te contamos y explicamos qué hubo detrás de este flechazo que habría marcado para siempre al actor de la película "Vainilla, bronce y morir". Y es que este hombre trabajó al lado de las más bellas mujeres de la industria de la época, ¿se enamoró de una de ellas?
En entrevista con Gustavo Adolfo Infante, Ignacio López Tarso narró cómo fue que conoció a una mujer en una oficina de un partido político mexicano. Lo que más llamó la atención fue saber si esta bella señorita era de la industria del entretenimiento o no. Esto es lo que dijo el histrión en "El minuto que cambió mi destino".
"Clara Aranda, una muchacha de Guanajuato, que un día llegó a la oficina del PRI, donde yo tenía un tío que era secretario general del PRI, el ingeniero José López Bermúdez, poeta y político. Yo iba a verlo con mucha frecuencia y él me dijo que me quedara un tiempo que a mí me faltaba trabajo", contó el actor.
Para quienes no les suena el nombre de Clara Aranda, se trata de la compañera de vida que acompañó a Ignacio López Tarso durante 50 años, e incluso formaron una familia que se dedica a preservar la figura del lúcido actor que a sus 96 años sigue destacando en la farándula.
Y aquí hay que aclarar un punto, Aranda no era una personalidad reconocida en los medios, de hecho, era una mujer a quien el actor describió como "una pueblerina hermosa" con quien se fue a vivir casi tan pronto como la conoció.
"Llega ahí un día una chamaquita, pueblerina, bonita... tenía muy bonitas piernas, muy bonitos ojos, bonita carita, una boca muy provocativa. Llegó y me dijo: 'Quiero hablar con el ingeniero López Bermúdez' y le dije: '¿Cómo de que asunto?, para decirle, el ingeniero es mi tío' y ella me dijo: 'También es mi tío", compartió en aquella ocasión.
¿Qué pasó con Clara Aranda, pareja sentimental de Ignacio López Tarso?
La pareja estuvo junta durante 50 años, hasta que en el año 2000 la mujer falleció. Una de las anécdotas más peculiares de Ignacio López Tarso con Clara Aranda -el amor de su vida a quien conoció en las oficinas del PRI- fue que ella en ocasiones se ponía celosa porque el histrión actuó al lado de las mujeres más hermosas de la época. Él siempre tuvo ojos para su gran amor.
