3 comediantes del Cine de Oro que no tenían una vida tan feliz
En la época del cine de oro hay comediantes que hicieron reír y pasar un buen rato a los espectadores, pero algunos de ellos no vivían felices en vida.En la época del cine de oro hubo diversas tendencias que adoptaron las estrellas, pero una de las más reconocidas era ser comediante, pero a pesar de que provocaban alegría y risas en el público, muchos de los actores no tenían una vida feliz.
El provocar risas, realizar actuaciones divertidas y tener una personalidad única no es sinónimo de éxito en la vida, muchos de los comediantes del cine de oro sufrían depresión u otros males, razones por las que nunca fueron felices en vida.
3 comediantes del Cine de Oro que no tenían una vida tan feliz
Es por eso que aquí te mencionamos 3 comediantes del cine de oro, los cuales no vivían felices a pesar de provocar risas en el público:
Joaquín Pardavé
Su apariencia bonachona, diálogos y habilidad para improvisar hicieron de Joaquín Pardavé un caso único. Solía hacer reír a la gente, pero en realidad era una persona depresiva y supuestamente padecía catalepsia.
La familia de Joaquín Pardavé siempre negó que sufriera de catalepsia, incluso hubo rumores que fue enterrado vivo y para evitar un escándalo, habrían ocultado la verdadera historia de este cómico mexicano al final de su vida.
Mantequilla
Fernando Soto era conocido por todo el público como Mantequilla. Las generaciones de antes rieron y celebraron sus múltiples actuaciones en el cine, pero el actor no disfrutaba del todo su trabajo, ya que nunca pudo protagonizar un filme.
Las enfermedades comenzaron a invadir el cuerpo de Mantequilla en los años 70, el 11 de mayo de 1980, Fernando Soto murió de un coma diabético.
Clavillazo
Antonio Espino, mejor conocido como ‘Clavillazo’ era un comediante que protagonizó diversos filmes del cine mexicano. A pesar de hacer reír a la gente y disfrutar de la fama, no vivía feliz, ya que padecía de algunos cuadros de depresión.
El 24 de noviembre de 1993, Clavillazo murió de un infarto. Se dice que nunca vivió feliz, le costó lágrimas y mucho sufrimiento el ser reconocido, pero al final no le terminó gustando el éxito. Algunas personas recuerdan sus frases memorables como “¡Pura vida!“, “¡Ahí nomás!“, “¡Nunca me hagan eso!“ o “¡Mendigó!”.