Dicen que ‘para todo mal, mezcal; y para todo bien, también’, entonces si es tan bueno, ¿por qué después de varios caballitos uno no puede caminar ni hablar?
Es fin de semana y si de casualidad tienes planes de salir a una fiesta familiar o con los amigos, es muy útil que leas la siguiente información que tiene que ver con el consumo de alcohol.
Uno de los estudios más impecables para dar solución a una de las interrogantes más comunes entre las personas respecto cuánto alcohol se toma en el mundo y que tan perjudicial o sano es, lo realizó la Fundación Bill & Melinda Gates, analizando a 195 países.
La conclusión inmediata es que los beneficios de tomar alcohol no superan los riesgos, sin embargo, tampoco se trata de desechar las ventajas observadas en la salud cardiovascular, sobre todo en las mujeres.
Lo alarmante es que su consumo se asocia con más de 3 millones de muertes al año, principalmente en personas de entre 15 y 49 años. Y es aquí donde viene el punto central de nuestra pregunta inicial, además del daño directo que el alcohol causa al organismo, su consumo en exceso hace que las personas olviden las mínimas medidas de protección.
¿Por qué si te emborrachas no puedes caminar?
A fin de identificar si tienes un trastorno por consumo de alcohol, el sitio especializado en información de salud Medline Plus refiere que el riesgo a largo plazo por beber una cantidad excesiva de alcohol es más probable si:
Es una persona que toma más de dos copas al día, de aproximadamente 360 mililitros, o más de 15 copas a la semana, o con frecuencia tiene 5 o más bebidas al mismo tiempo.
La intoxicación por alcohol puede causar en las personas disartria, una afección que altera los músculos involucrados en el habla. Los músculos pueden estar débiles o completamente paralizados, también puede ser difícil que trabajen juntos.
Asimismo, el alcohol es un depresor que hace más lento el funcionamiento del sistema nervioso central. A medida que va aumentando la dosis de alcohol se va desarrollando la intoxicación en el cuerpo y los tiempos de reacción se reducen drásticamente, además de tambalearse, perder la coordinación y arrastrar las palabras al hablar.
