¿Cuál es el oscuro origen de la frase "aquí hay gato encerrado"?

Cuántas veces has escuchado en televisión o en una plática entre amigos la frase "aquí hay gato encerrado", seguramente muchas, pero sabes de dónde viene esa expresión.

Resulta que en los siglos XVI y XVII las monedas se guardaban en una especie de sacos hechos de pellejos de gatos desollados, por lo que este talego recibía el nombre de "gato".

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Este antiguo monedero estaba diseñado con un cordel que se tiraba y se cerraba de tal manera, que era fácil de esconder.

Dichas bolsitas eran escondidas cuidadosamente, por sus dueños, en sus ropajes o en lugares secretos de su casa, con el fin de que los ladrones no las encontraran.

¿Cuál es el origen de la expresión "gato encerrado"?

Sin embargo, muchas veces los delincuentes descubrían los recovecos donde "el gato" con el botín estaba guardado, así que ideaban un plan para elegir el momento adecuado para entrar al lugar y saquearlo.

Fue así que con el fin de que no fueran detenidos por los policías, al reunirse y contar sus planes no decían "este es el lugar que robaremos", sino que se limitaban a decir  la consabida contraseña: "aquí hay gato encerrado".

Aunado a ello cuando algún ladrón localizaba una víctima que llevaba dinero rápidamente advertía a un secuaz: “hay gato encerrado”. Así el compañero de fechorías lo acompañaba para seguirlo con sigilo hasta un lugar en que pudieran retirarle todo el tesoro que llevaba escondido.

Por ello, en la actualidad cuando inferimos que hay algo oculto o secreto en algún asunto decimos "aquí hay gato encerrado". De hecho, la Real Academia de la Lengua Española define esta locución verbal coloquial como “haber causa o razón oculta o secreta, o manejos ocultos”.