Faltaba una hora para los cuartos de final de vuelta entre ‘Las Águilas’ y Atlético de San Luis, pero la fila de gente para entrar iba casi de los torniquetes hasta Tlalplan. ¿El culpable? El Fan ID que todos preparaban, pero que a muchos no les revisaron. Sí, volvió a desaparecer como contra Cruz Azul, solo que ahora en el turbulento vuelo del América a semifinales.
Los más ordenados caminaban hasta el final de la fila para esperar su lugar; otros se saltaban las vallas alegando que tenían el abono y podían pasar por la puerta exclusiva para ellos, que es el torniquete final de la derecha en el acceso por Tlalpan. En realidad, ese lugar que debía ser para unos cuantos funcionó para todos.
La gente que revisaba si tu boleto era original con su escáner nunca preguntó por el abono, membresía y mucho menos por el Fan ID que hacía su debut en liguilla. Los que lo tenían preparado para mostrar, volvieron a guardar el celular e ingresaron sin problemas para hallar los mismos filtros de seguridad: un policía que a tientas sabrá si es seguro o no tu acceso.
Enfrente, un muchacho con su chamarra azul y escudo amarillo es revisado y el policía le encuentra unos cigarros. ‘Sólo es uno’, pidió clemencia el joven americanista, pero el elemento de seguridad no tuvo piedad y los mandó al bote de basura. Sin otro obstáculo en la ropa, por fin estaba en el estadio.
Imágenes desde el ‘Coloso de Santa Úrsula mostraron que en realidad a varios sí les revisaron el Fan ID, que es un código único y personal que permite incrementar la seguridad en los estadios. Sin embargo, debía ser para todos los aficionados y el sistema fue inconsistente. Mostrarlo se volvió obligatorio desde la jornada 16.
¿Fiesta en América? Quizá eso esperaban los más de 50 mil aficionados que llegaron a la cancha del Azteca. Nadie pensó en que el pase se iba a complicar tanto. Parecía que los jugadores azulcrema habían entrado confiados a la cancha y sinceramente, la gente también.
Al minuto 18 cayó el primer gol de Unai Bilbao en tiro de esquina y la calma no desaparecía de la afición. Atlético de San Luis necesitaba 3 tantos para pasar y desde la tribuna las gargantas coreaban los cánticos y la cervezas caían con paciencia en los vasos de los sedientos americanistas. Pero todo cambió a la media hora de partido
Léo Bonatini enfureció al Azteca al minuto 31. Gol de la visita y chiflidos de la gente. Si una playera rojiblanca estaba colada en el estadio, quizá podías pedir un deseo: nadie festejó. En la cancha 11 de amarillo trataban de marcar el gol para calmar a la tribuna y al menos en la primera mitad no pudieron.
Faltaban 10 minutos para que todo acabara y la afición ya no tenía los ojos en el pasto, sino en el cielo para pedir por la conclusión del pase. Si Dios no oyó las plegarías, sí lo hizo ‘Tano’ Ortiz que metió a jugar 8 minutos a Henry Martin para cambiarle la cara a los suyos.
El delantero había sufrido un golpe en la cabeza que provocó su salida en el juego de ida, pero quería ser el héroe de la noche. La capa, finalmente, se la quedó Brian Rodríguez al 88’, que aprovechó un rebote para provocar el grito de gol en el Azteca.
Noventa y cuatro minutos después, América conseguía con sufrimiento su pase a semifinales. Silbatazo del árbitro y aplausos de la afición. Nadie se acordaba del estrés de hace minutos y tampoco nadie recordó qué era el Fan ID que volvió a desaparecer.
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