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México ganó, pero el Azteca hizo el primero; partidazo de 70 mil personas

El Tri por fin logró la sinergia con su afición que tanto había deseado.

La afición del Tri se llevó las palmas en una nueva noche mágica en el Azteca | México eliminó a Honduras en Nations League (Especial)
La afición del Tri se llevó las palmas en una nueva noche mágica en el Azteca | México eliminó a Honduras en Nations League (Especial)
Gabriel Sánchez
Escrito en Futbol el

Dicen que el jugador número 12 en realidad no importa. Nunca toca el balón, no da un pase ni tampoco ataja. Pero este martes en la cancha del Azteca quizá vimos una de las mejores actuaciones de la tribuna: tiempistas, con visión de campo y con total optimismo. México ganó y eliminó a Honduras en penales para ir a Copa América, pero el partidazo fue de los 70 mil aficionados que aparecieron.

La gente de este país sabe estar en las buenas, pero sobre todo, en las muy malas. Un día antes del partido, ESPN decía que la entrada al ‘Coloso de Santa Úrsula’ iba muy bien con 38 mil boletos vendidos. Un América vs. Puebla te da los mismos números.

Camino al estadio el tráfico era el infierno, pero paralelo a Tlalpan, el Metro lucía semivacío. Qué sorpresa fue llegar, tarde porque entrar el estadio se ha convertido en una odisea, y ver que casi todos los asientos tenían a un mexicano con ganas de ver triunfar al Tri. Eran 70 mil personas.

¿Dónde estaban los abucheos al minuto 25 por falta de gol? Los analistas deportivos decían que la tribuna del Azteca podía ser un arma de doble filo, pero esta vez hubo sólo uno, el que no cortaba. La gente alentaba, se recriminaba las jugadas que no llegaban a la red, se ahogaba el gol.

Luis Chávez puso el primero de los dos goles que necesitaba México al 43′. La mitad de la tarea estaba hecha y la gente lo gritó con fuerza, pero guardó algo de ‘gasolina’ por si el segundo aparecía. Adiós a la primera mitad. Era tiempo de ir al baño, de comprar un cerveza o cualquier cosa que hiciera olvidar el frío causado por la lluvia.

A pesar del agua, nadie se fue. La gente se movía a los pasillos para ver el partido sin pescar semejante gripe. Comenzaban los 45 últimos minutos de tiempo regular y había aplausos, gritos de ‘vamos carajo’ y el tan polémico ‘sí se puede’, pero no los abucheos de una afición que suele ser muy exigente. ¿No había gente del América acaso?

De quienes sí había era de Pumas. ‘Chino, Chino’ gritaban miles desde su asiento y parecía que Jimmy Lozano había entendido la orden de sus DTs de sillón: César Huerta a la cancha. Luego gritaron ‘Santi, Santi’ y el delantero también veía minutos en sustitución de Henry Martin.

El tiempo se acababa, pero las mañas no. Minuto 80 y sólo quedaba el milagro, pero la gente iba a ser cualquier cosa en la desesperación. Cuando estaba por sacar de meta el portero Menjivar, el famoso grito homofóbico apareció. “Eeeeeeh put…”.

En las pantallas del estadio apareció una advertencia: el árbitro ya había escuchado y podía parar el juego. A nadie le importó. El grito apareció dos veces más a pesar de todos los esfuerzos del sonido local para evitar que se escuchara. Algo decían por las bocinas, pero no se entendió el mensaje.

Minuto 101 y nadie se movía de su asiento. Gol de Edson Álvarezy el Azteca rugió de una forma que quizá solo habíamos escuchado contra Panamá con aquella chilena de Raúl Jiménez. Volaron cervezas, vasos y todo lo que la gente pudiera lanzar. Se abrazaban desconocidos, festejaba el jugador número 12.

Nos fuimos a tiempos extras y el grito al portero no apareció más, pero tampoco lo iban a dejar en paz. Con los penales ya en puerta, entonces el Azteca quiso intimidar al meta rival “que lo vengan a ver, que lo vengan a ver, ese no es un portero es una put… de cabaret”, gritaba el estadio.

Menjivar no se achicó, volvió el rostro a la tribuna norte y pedía más fuerza y más gritos. Entonces, le tocó una nueva tanda de insultos que soportó. El lanzamiento de los 11 pasos cambió de la portería sur a la norte, la de los milagros para el América.

La afición hacía cuanto podía en cada tiro catracho: abucheos generalizados que recordaban a la vuvuzelas de Sudáfrica. Primer penal Hondureño y atajada de Malagón, ¿había funcionado la presión? Menjivar casi demuestra que no, pero tras 3 intentos, Chino Huerta metió el suyo.

El cuarto penal de Honduras definía las cosas y el balón acabo fuera de la portería. Festejaban en la cancha y en la tribuna. 70 mil personas habían hechos su partido, sin tocar el balón y en total sinergia con el Tri. Bien hechos, muchachos.

Comportamiento ejemplar, al menos en la tribuna del Azteca

Quienes han ido al Estadio saben que al finalizar un partido, llegar a casa puede ser el mismísimo infierno. Para cruzar a Tlalpan debes pasar un puente donde miles de personas se juntan. Los que ‘ya se la saben’ cubren sus bolsillos con sus manos, pero eso se aprende a la mala.

“Márquenme, márquenme” decía un hombre de sudadera roja que ya había perdido su celular. “Cuidado, una vieja me acaba de robar el celular, hay carteristas”, advertía a la gente, pero quienes ya habían vivido el suceso lo mandaron callar. ‘Ya valiste’, le decían voces anónimas.

Fue el último partido de México en el Azteca hasta 2026 y la gente lo entendió. Por fin se mostró la unión que los jugadores pedían con su gente. Partidazo de 70 mil personas que hicieron de todo para ver caer a Honduras… y lo lograron

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