Felipe Baloy sorprendió al jugar con playera lanzada desde la grada en la final del 2012
El defensor panameño recordó una tremenda anécdota de aquella jornada en la que Santos Laguna ganó el Clausura 2012 ante los Rayados de MonterreyLa Liga de México, a lo largo de su extensa y rica historia, nos ha regalado un sinfín de anécdotas. Alguna de ellas repudiables y otras, como la de Felipe Baloy, un tanto más simpáticas a la hora de recordarlas.
Santos Laguna logró cortar una mala racha luego de vencer a los Rayados de Monterrey en la final del Torneo Clausura 2012, con un marcador de 3-2 en el global. Aquella noche, la de la coronación, el panameño vivió una inolvidable situación que quedó grabada a fuego en su memoria.
El relato de Felipe Baloy sobre aquella anécdota
- “La verdad que me recordaron esa anécdota, un momento bien interesante, muy especial por lo que se vivió ese día”.
- “Veníamos de perder varias finales y esa con Monterrey era la última que podíamos jugar muchos de nosotros. Se da la jugada donde tiran un centro, Basanta va a cabecear y chocamos de cabeza, salto con una herida, sale mucha sangre y se me mancha la playera”.
- “Cuando salgo del terreno de juego, con el nerviosismo de toda la gente, faltando 5 minutos, ganando 2-1 se pone nervioso hasta el utilero”.
- “Me dan una camisa y no era la mía, era la de otro jugador, pero no recuerdo el número. De repente a mí me dan una camiseta, la miro, la reviso, es mi número, el árbitro la ve y dice: está bien, entra”.
- “Afortunadamente fuimos campeones, celebrando y cuando estábamos arriba en el salón mi compadre que había ido a ver el partido desde Panamá le dice a mi hermano: ‘Muy bien, actuaste bien’, y yo me quedé con la incertidumbre. ‘¿Cómo, por qué lo estás felicitando? Que la camisa, la camisa con la que terminaste jugando era la de tu hermano, él te la tiró”
- “Estaba en las gradas atrás de la banca y no se pensó rápido, no sé si por el nerviosismo o porque estaba bien metido, dijo me la quito y se la tiro, y con esa fue la camisa con la que yo terminé el partido”.
Cuando restaba poco para el final Felipe Baloy chocó con un rival, se produjo una herida y se manchó de sangre su playera. Los utileros, nerviosos por la situación, le alcanzaron una que no era la suya. Inmediatamente, como por arte de magia, apareció una con su nombre. Con el correr de los minutos, en medio de los festejos, se enteró que había llegado desde las gradas.