Corría la 17° jornada del torneo de Primera División, cuando las Chivas recibieron a Puebla en terreno Tapatío. Todo indicaba que iban a dividirse puntos hasta que Fierro aprovechó un grosero error del arquero argentino Cristian Campestrini.
Carlos Fierro | El delantero de Chivas elude al arquero Campestrini. Crédito: Bola.net.
El regalo que aprovechó Fierro
Se jugaba la 17° fecha de la Liga de México.
Chivas recibió a Puebla en terreno tapatío.
El encuentro estaba igualado 2-2 ya con el tiempo cumplido.
Cristian Campestrini soltó el balón en el área y Carlos Fierro se lo robó para convertir el 3-2 final.
“Sabía que era de las últimas jugadas, de los últimos segundos. Incluso yo me recargo en el poste, porque ya estaba muy cansado. Y, al momento de voltear, veo que él suelta la pelota. No sé por qué. No sé por qué no supo que yo estaba ahí, es la verdad. No me estaba esperando que la soltara. Y, bueno, cuando la suelta es en cuestión de segundos que le robo y meto el gol”, contó Fierro.
A su vez, añadió: “No tengo palabras, por eso se me salen las lágrimas. Siempre lo he dicho: aquí es estar como en mi casa, estar con mi familia. Y escuchar que la afición se comporta así, se me salen las lágrimas. Agradecerle a los que siempre están cantando y alentando. Gracias infinitas a ellos”.
El portero de Puebla soltó el balón dentro del área pensando que estaba solo, pero en ese momento Fierro apareció desde sus espaldas, se adueñó del balón, lo eludió y definió con el arco a su merced para hacer estallar de felicidad a todos los aficionados de las Chivas.
