El oscuro capítulo en la vida de Carlos Bilardo que casi termina en tragedia

De Carlos Salvador Bilardo podemos decir que fue un buen jugador de futbol, ex entrenador y médico ginecólogo argentino. Fue el responsable de llevar a la Argentina a ganar su segunda Copa del Mundo en México 1986 y de lograr que la Selección Albiceleste llegara a la final en Italia 1990.

También es el creador del frases reconocidas como “ganar como sea” o “al rival, písalo”, pero lo que nunca ha trascendido de Bilardo es una de las experiencias más oscuras de su vida, un momento de inflexión en el que el exentrenador casi acaba con todo.

El intento de suicidio de Bilardo

• A principios de la década de 1980 siendo técnico de la Selección colombiana y buscando la clasificación del equipo al Mundial de España 1982, Bilardo intentó acabar con su vida.
• El periodista Wernecke cuenta esta historia en su libro “A Rusia por la gloria”, donde salen a relucir varias anécdotas de los mundiales.
• El periodista argentino, no deja nada al azar cuando escribe: “Él me confesó que intentó suicidarse en un hotel de Lima cuando Colombia queda fuera del Mundial 82″.
• Según lo relatado en el libro, Bilardo estuvo a punto de saltar al vacío desde su habitación en la capital peruana.
• Aunque asegura que fue el preparador físico el que logró evitar la tragedia.
• “Dice que fue salvado por su preparador físico, quien lo contuvo y evitó la tragedia”, relata el periodista.

• Si bien Wernecke no puede garantizar la veracidad de esta historia, siente que recrea el pensamiento de Bill Shanky, quien asegura que muchos sienten al futbol como algo de vida o muerte.

“No sé si es verdad, pero esa historia recrea un poco el pensamiento de Bill Shankly, un escocés que fue técnico de Liverpool, que dice ‘la gente cree que el futbol es una cuestión de vida o muerte y yo no estoy de acuerdo porque es algo mucho, mucho más importante que eso” relata el periodista argentino de este momento tan lleno de oscuridad en la vida de Bilardo, el genio del futbol argentino, que no deja de sorprender a propios y ajenos, por la angustia que puede despertar tanta pasión deportiva.