Cuauhtémoc Blanco está a días de cumplir sus 51 años y en este medio siglo de vida el ex futbolista a dado que hablar dentro y fuera del campo de juego. Es que el ‘Temo’ no sabe refrenar su lengua que siempre lo está metiendo en problemas, aún ahora que ya no juega profesionalmente.
Su carrera fue definida por la excelencia en el campo de juego y una mentalidad burlesca que siempre lo llevó a ser el iniciador de grandes polémicas que lo tuvieron como el mismo ojo de la tormenta mediática.
Los 5 escándalos que cambiaron la vida de Cuauhtémoc
2003, en el mes de marzo, luego de jugar un partido ante el Veracruz en el Estadio Luis ‘Pirata’ Fuente.
Cuauhtémoc se asomó por una ventana del vestidor visitante y le dio un puñetazo al reportero David Faitelson.
Aunque luego pidió disculpas, el golpe ya había sido dado.
Su debut en la pantalla chica
Gracias a su fama dentro del campo de juego, Cuauhtémoc comenzó relacionarse con artistas
Llegó a tener relaciones románticas con actrices de televisión.
Esto lo orilló a trabajar en una telenovela: ‘El triunfo del amor’
Allí interpretó al bombero Juanjo, que dejó muy en claro sus pocas dotes actorales.
Su propio ‘Reality’
El futbolista participó en el programa ‘Bailando por un sueño’
También visitó en dos ocasiones la casa del reality show Big Brother (Gran Hermano).
Antes del Mundial de 2010 salió al aire un programa llamado ‘La DocuMENTADA’, un reality acerca de la vida del futbolista mientras jugaba en Veracruz que relataba sus salidas con amigos y su día a día.
Los romances de Cuauhtémoc
Estuvo casado con Marisela Santoyo, con quien tuvo a su primer hijo.
Luego de crecer en fama y fortuna sus relaciones se ampliaron en el mundo del espectáculo.
Primero tuvo un romance con Liliana Lago, quien estaba casada con el comentarista Enrique Garay y que interpuso una demanda por daños.
De esta relación nació una niña.
Posteriormente tuvo una larga relación con Rossana Nájera y después con Galilea Montijo.
Finalmente se casó con Natalia Rezende en 2015, con quien también tuvo un hijo.
La adrenalina que Cuauhtémoc Blanco vivió en el campo de juego, no la supo dejar allí y la trasladó a su vida privada, que a las claras ha sido y sigue siendo bastante vertiginosa y mucho tiene que ver con su carácter explosivo e impulsivo.
