Julio Cesar Chavez, ya tiene 61 años y aún sigue su recuerdo vivo en la gente como uno de los más grandes pugilistas de México, quien acumuló 107 victorias, de las cuales 87 fueron por nocaut, dos empates ante Pernell Whitaker y Miguel Ángel González, y seis derrotas ante Frankie Randall, Óscar de la Hoya, Willy Wise, Kostya Tszyu y Grover Wiley.
Triunfó en sus primeros 87 combates, y fue derrotado por primera vez en su enfrentamiento número 90, pero uno hubo de sus combates que pasó a la historia y no fue justamente por su desempeño en el cuadrilátero, sino que tuvieron que ver los festejos post triunfo.
Tras 13 años invicto, Chávez se convirtió en uno de los deportistas más aclamados por los fans mexicanos, aún así su vinculación a la droga y a los excesos, que fueron la principal causa del fin de su carrera, es el recuerdo más vívido que se tiene del atleta del ring.
El 12 de septiembre de 1992, Chávez derrotó Héctor el Macho Camacho en el Thomas & Mack Center
Luego de semejante triunfo el deportista realizó un festejo en Las Vegas, Nevada.
Fue la noche que probó la cocaína por primera vez.
En una entrevista con Yordi Rosado, el ex campeón mundial reveló las familias narcotraficantes que fueron a celebrar su victoria.
“El día que le gané al Macho Camacho, había como mil años de cárcel. Estaban los Arellano Félix, El Güero Palma, Amado Carillo, Chapo Guzmán, El Azul y el Mayo Zambada, todos querían conocerme.”
Luego confesó que fue la noche que probó droga por primera vez.
Julio César Chavéz | Foto: @ShowmundialShow
“Yo estaba loco, porque fue el día que me drogué. Todos hablaban de la pelea de Macho Camacho, hasta que yo me enfadé, yo lo que quería era perico. Había como 300 cabrones armados, pero nadie traía perico”, afirmó.
“Yo dije ‘como nadie trae perico, váyanse a la chingada’, ‘no, espérate ahorita te conseguimos’ me dijeron”, cuenta en su relato el pugilista.
Tras esa noche las familias narcos tuvieron una disputa y se separaron pero Chavéz siguió en contacto y amistad con todos
“Ellos sabían que yo era amigo de todos, a mí siempre me respetaron. La relación muy buena con ellos, siempre me respetaron, yo era muy amigo de los Arellano.
De hecho el pugilista contó, finalmente, la calidad de regalos que le hacían los capos del narco: “Me regalaban la droga, diamantes, relojes, me decían ‘es un regalo, cabrón’. Tengo joyas, todavía tengo unos guantecitos que me dio Pancho Arellano, que cuestan 80 mil dólares”.
