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¿Qué pasa en el cuerpo humano si te ponen el hueso de una persona muerta?

Recientemente se supo que a Eugenio Derbez le iban a injertar hueso de una persona muerta, ¿en qué consiste el procedimiento?
Los injertos de hueso son comunes aunque, como cualquier cirugía, implican múltiples riesgos.
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Ayer el actor Eugenio Derbez apareció públicamente tras permanecer alejado de las cámaras debido al accidente que sufrió hace unas semanas, situación que le derivó en numerosas fracturas del húmero.

Durante el relato de su accidente y cirugía, el histrión de 61 años contó que uno de los escenarios que le puso el médico fue el injerto del hueso de una persona muerta.

Aunque suena extraño y hasta macabro, las incrustaciones en estas partes del cuerpo humano son comunes. Aun así, son procedimientos que tienen su grado de dificultad.

“El especialista en hombros fracturados me dijo que no me podían operar porque me tenían que reconstruir el brazo”, dijo el famoso en un primer momento.

“Me dijo ‘voy a tener que abrirte y tener preparados tres escenarios: reconstruir todo como un rompecabezas; conseguir hueso de cadáver [para ponerlo en el área afectada] y la última y la que menos quería él, hacer un reemplazo de hombro’. Cortar y meter un hombro artificial de plástico, con el riesgo de que mi cuerpo lo rechazara”, aseguró.

Al final Eugenio Derbez no necesitó del hueso de una persona muerta, pero ante la duda te explicaremos qué pasa en el cuerpo humano cuando es sometido a este procedimiento quirúrgico.

Esto le ocurre al cuerpo humano cuando le colocan el hueso de una persona muerta

De acuerdo con Medline Plus, el injerto óseo “es una cirugía para colocar hueso nuevo o sustitutos óseos dentro de los espacios ubicados alrededor de un hueso roto o de defectos óseos”.

No siempre se requiere de la partes de una persona fallecida (que suelen donarse con consentimiento y son preservadas con técnicas de congelación especiales).

A veces también es común que se tome hueso del propio paciente para la cirugía y, en situaciones más complejas, se emplean materiales artificiales o sintéticos para la sustitución.

“Durante la cirugía, el cirujano hace una incisión sobre el defecto óseo. El injerto óseo puede tomarse de áreas cercanas al defecto óseo o con más frecuencia de la pelvis. Se moldea el injerto óseo y se introduce dentro y alrededor del área. El injerto óseo puede necesitar clavos, placas o tornillos para sujetase en su lugar”, explica Medline Plus.

Foto: Pixabay (imagen ilustrativa)

Estas operaciones sirven en varios escenarios, aunque los más comunes consisten en: “fusionar articulaciones para impedir el movimiento; reparar huesos rotos (fracturas) que tengan pérdida ósea y reparar hueso lesionado que no ha sanado”.

Los riesgos suelen estar controlados por los especialistas y, en el mejor de los casos, la recuperación se da entre 3 y 6 meses, pero puede ser más o menos tiempo según sea el caso.

Otro escenario cuando el cuerpo humano recibe el hueso de una persona muerta consiste en que puede haber rechazo de la pieza, así como “reacciones a los medicamentos; sangrado, coágulos de sangre, infección; dolor en el la zona del cuerpo de donde se extrajo el hueso; lesión de los nervios alrededor del área del injerto y rigidez en la zona”.